domingo, 14 de agosto de 2011

Bailar.

Bailar es para mí algo más que movimientos sincronizados al compás de la música. Es sentir, es vivir, es transmitir, es arte, un arte tan grandioso que puede quitarme las lágrimas de los ojos,pero también puede empaparme los ojos de estas cuando bailar es lo que me hace pensar en cosas tristes, puede ser por lo que me hace sentir poder bailar esa música o porque simplemente el momento me lo pide; es algo que corre por las venas haciendo que solo quieras bailar y bailar, es un cuadro en moviento con pinturas rebosadas de colores y emociones, es algo que por mucho trabajo y esfuerzo si no lo tienes no lo tienes, es fuego, es fuerza, es viento, es poesía, es llorar, es reír, es para mí lo único siempre me va hacer feliz.
Si cuando quieres bailar no sientes nada de esto, esque no estás bailando ni conoces el significado de lo que lleva un simple palabra.

Grado medio.

Este año he hecho las pruebas de acceso a grado medio, en el Conservatorio Profesional de Danza de Sevilla (Antonio Ruiz Soler). Al principio, antes de las pruebas no tenía claro que hacer: danza clásica, danza española o baile flamenco. Así que me apunté a las tres pruebas. Pero poco a poco me fui dando cuenta que lo que más me gustaba era la danza española. Además, cuando me dieron los resultados de las pruebas, en esa asignatura saqué más nota.
Y aquí estoy, deseando que empiece el curso para empezar a bailar en el conservatorio y practicando los palillos para que cada vez suenen me mejor. Una de las cosas que más ganas tengo de hacer es el concurso coreográfico, ya que a mí me encanta hacer coreografías.

Alicia Alonso, una de mis grandes ídolos.




Alicia Alonso nace en La Habana, Cuba, el 21 de diciembre de 1920. Comienza a dar sus primeros pasos en la danza a los nueve años. Empezó sus estudios de ballet en la Sociedad Pro-Arte Musical, fundada con aportaciones privadas por María Teresa Garcia Montes en (La Habana), con Sophia Fedorova y bailó en Cuba con el nombre de Alicia Martínez. Cambió su apellido por el de Alonso después de casarse con Fernando Alonso (bailarín), cuando tenía quince años, en Estados Unidos. Cuando Alicia llegó a Nueva York estudió con Anatole Vilzak y Ludmilla Shollar en la escuela del American Ballet Theater y después con Vera Volkova en Londres.
Desde los diecinueve años, Alicia padeció de un defecto en un ojo por lo que era parcialmente ciega. Sus compañeros tenían que estar siempre en el lugar exacto donde ella esperaba que estuviesen y utilizaba luces en sitios diferentes del escenario para que la guiaran.

En Nueva York, Alicia bailó en los musicales de Great Lady en (1938) y Stars in your eyes en (1939). Fue solista en el American Ballet en (1939) y (1940).

Alicia fue una de los miembros fundadores del American Ballet Theater en 1940 y en 1943 se convirtió en una de sus bailarinas más destacadas. Se hizo mundialmente famosa con el personaje de la inocente campesina, engañada y convertida en Willy actuando en Giselle, sustituyendo a Alicia Markova.
En el American Ballet Theater pudo trabajar con Michel Fokine, George Balanchine, Léonide Massine, Bronislava Nijinska, Anthonv Tudor, Jerome Robbins y Agnes de Mille, además de otros coreógrafos relevantes de nuestro siglo. Aunque la pareja formada por Alicia e Igor Youskevitch fue uno de los mejores equipos y junto a él pudo participar en los Ballets Rusos en Montecarlo en 1955.

Entre 1955 y 1959, Alicia bailó cada año con los Ballets Rusos de Montecarlo como estrella invitada. Fue la primera bailarina del hemisferio oeste en actuar en la entonces Unión Soviética y la primera representante americana en bailar con el Bolshoi y el Kirov en los teatros de Moscú y Leningrado (San Petersburgo) en 1957 y 1958 respectivamente. Durante décadas Alicia Alonso siguió haciendo giras mundiales en países europeos, en Asia, en el norte y sur de América y bailó como estrella invitada en el Ballet de la Ópera de París, con el Royal Danish Ballet, con el Bolshoi y con otras muchas compañías.

Ha representado sus versiones de Giselle, el Grand Pas de Quatre y La Bella Durmiente del Bosque para la Ópera de París entre otras. También ha representado Giselle en la Ópera de Viena y en el teatro San Carlo de Nápoles, en Italia; La Fille Mal Gardée en la Ópera de Praga y La Bella Durmiente en el Teatro alla Scala en Milán.


En junio de 2002 fue nombrada embajadora de buena voluntad de Unesco por su destacada contribución al desarrollo, conservación y divulgación de la danza clásica y por su devoción al medio de expresión artística, por lo que ha promovido los ideales de Unesco y la asociación de gentes y culturas del mundo.

A lo largo de sus más de 50 años en el mundo del ballet ha recibido 127 reconocimientos internacionales.